viernes, 12 de junio de 2009

Estudiamos el presente y el pasado de Luján

El casco histórico de Luján encierra propuestas de enorme valor cultural. Pero la oferta no se limita exclusivamente a este enclave tradicional. Un recorrido por la ciudad alcanza para comprobarlo.

Más allá de la Basílica y del Complejo Museográfico “Enrique Udaondo” Esto lo demuestra, por ejemplo, el Museo de Bellas Artes “Fernán Félix de Amador” a través de su agitada actividad anual. Sus salas reciben durante todo el año diversas exposiciones, algunas de jerarquía internacional. El año pasado, y en el espacio de tres meses, el Museo fue escenario de tres grandes muestras: una de grabados y piezas de plata del genial Salvador Dalí, otra de fotografías de Anne Marie Heinrich y una tercera del artista plástico Carlos Alonso.
El lugar, por otra parte, posee aproximadamente quinientas obras de su patrimonio, entre las que se destacan las “Tallas de Martín Fierro”, piezas únicas en el mundo realizadas por el escultor Jorge Casals.

Más para ver y hacer
La actividad teatral cuenta con la sala oficial “Trinidad Guevara”, un bello edificio de estilo español donde se dan cita obras de artistas locales y nacionales con una cartelera que sobresale por su amplia oferta.

Mucho más pequeña pero no menos interesante es la movida del Teatro “El Galpón”, espacio propicio para el desarrollo del teatro independiente con propuestas siempre originales. En los meses de verano, en su “patio de atrás”, el lugar también ofrece interesantes ciclos de jazz, folclore y música fusión.

En pleno corazón de la ciudad, en un entorno agitado y dinámico, la Asociación Cultural Ameghino se erige como un templo para el arte y el saber. Además de poseer una nutrida biblioteca, el lugar ofrece exposiciones de pinturas, talleres, ciclos de charlas y conferencias.

Justo frente a este edificio se encuentra el Cine Nuevo Numancia. En paralelo con los estrenos cinematográficos de Capital Federal, su cartelera se renueva semanalmente con propuestas para grandes y chicos. El Cine Teatro Luján, en pleno casco histórico, y la Biblioteca Obrera Jean Jaurés son otros dos espacios culturales destacados de la ciudad.

Donde habitó el sabio de los huesos
La Casa de Ameghino está ubicada en Las Heras al 400. Allí vivió Florentino Ameghino junto a su hermano Carlos, ambos destacados paleontólogos locales de fama internacional. Hoy el lugar es un museo administrado por la Municipalidad.
En la calle, un acontecimiento popular único en su tipo es el desfile de carruajes y autos históricos del Complejo Museográfico “Enrique Udaondo”, o la tradicional quema del Judas que tiene lugar en Semana Santa.
El Festival de la Fe y la Historia, que va por su 11º edición y que congrega a artistas de la talla de Mercedes Sosa y Horacio Guarany, entre otros, es otra de las propuestas que sobresale en el calendario cultural de Luján.

Primera escuela

En el Cabildo de Luján funcionó la primera escuela de la provincia de Buenos Aires. Fue creada el 13 de febrero de 1773. En la actualidad, la Escuela Número 1 José Manuel de Estrada se ubica en la calle Lavalle 241.


Don Juan de Lezica y Torrezuri

Precursor del peaje
A 300 años de su natalicio
1709 – 26 de Julio – 2009
Nota preparada por el Grupo de Trabajo “Villa de Luján”


Ranchos de paja y barro, una ermita carcomida por el tiempo y un río a veces manso y otras indomable que invadía las calles retorcidas de la aldea.
Peregrinos esperanzados que buscaban un milagro visitaban el pequeño poblado y entre ellos gravemente enfermo, arribó un vasco emprendedor llamado Juan de Léxica y Torrezuri.
Lejos estaban los habitantes de estas tierras de imaginar los cambios que aportaría su presencia.

Luján era paso obligado hacia el norte, un vado permitía el cruce del río, pero cuando éste se desbocaba inundando calles, corriendo cual potro enfurecido hacia la desembocadura, las carretas debían aguardar pacientemente que retomara su cauce.

Don Juan, percibió de inmediato el problema y vislumbró la solución: “Acá se necesita un puente”. Su mente lúcida de comerciante pronto vio las ventajas que traería a la población y las ganancias futuras que permitirían concretar su promesa de erigir un templo digno a la Virgen que había hecho el milagro de curar sus males.
No fue tarea fácil, los fondos escaseaban, Luján era un lugar perdido en la pampa que no importaba mucho a los integrantes del Cabildo de Buenos Aires ni tampoco al Virrey, pero Don Juan era vasco y como tal tozudo y perseverante. Se salió con la suya.

Luján tuvo el primer puente de la provincia y éste constituyó una fuente de ingresos para la población.

Estaba hecho de madera dura y se cerraba con cadenas al caer el sol, al amanecer se quitaban las cadenas y un encargado se ocupaba de cobrar el llamado entonces “derecho de pontazgo”.

Las tarifas variaban de acuerdo al tipo de transporte que lo cruzara, es así que según fueran carretas, volantas, carretillas, tropas de hacienda o jinetes era el pago requerido.

El construir el puente no sería el único adelanto que aportaría Léxica y Torrezuri al poblado: en 1754 solicita al Rey de España la instalación del Cabildo de Luján y lo consigue, en 1755 logra que el gobernador de Buenos Aires, Don José de Andonaegui, tramite la creación de la Villa de Luján y el 17 de octubre de ese mismo año nace la Villa: a partir de entonces los pobladores cuentan con los derechos para tener su Cabildo y sus propios vecinos como integrantes del mismo.

Como podemos ver, la figura de Don Juan de Léxica y Torrezuri fue de vital importancia para el desarrollo de nuestra pequeña historia local, lamentablemente el tiempo que borra tantas cosas del pasado y la mala memoria o la ignorancia de los hechos han ,logrado que sólo quede en nuestra juventud su nombre como el de una calle o un apeadero del ferrocarril..

Pero en muchos de nosotros perdura la imagen del Alférez Real bizarramente montado portando el Estandarte del Cabildo; real pendón realizado en damasco bordado por las monjas catalinas, que ostentaba por un lado las armas reales y por el otro la imagen de la Virgen.
Recordando el pasado honramos el presente y Juan de Lezica y Torrezuri forma parte de ese pasado y también de este presente.